lunes, 4 de octubre de 2010

Otoño en Brno

Casi un mes en Brno. Hoy por primera vez he salido solo a pasearme por las calles y a degustar la estampa de mi ciudad. El frío ya ha llegado, pero he salido de casa preparado y antes de pisar la calle ya me había enfundado en mi abrigo y forrado el cuello con mi bufanda naranja de rayas. Aún así no era muy agradable estar en el exterior. Eran casi las cinco de la tarde y apenas quince minutos antes estaba adormecido en mi cama revolviéndome con el nórdico.

He bajado la pronunciada cuesta que me lleva al tranvía y ya he disipado que la tarde iba a ser más que sombría. El cielo estaba encapotado como suele ser habitual y además corría un aire que hacía resonar los castaños que hay al otro lado de la calle por donde bajo al tranvía. Llegaba el "1" y me he levantado del banco, he entrado y me he sentado en el único asiento libre que quedaba en el vagón. Me he puesto a contemplar la ciudad desde mi ventana y he pasado por delante del gran jardín, de la plaza y por debajo del Castillo hasta que he llegado a la parada del centro. He bajado como casi todo el mundo en aquella estación, la gente iba con prisa, asique yo me he esperado a bajar el último para evitarme el gentío. Tranquilamente me he dirigido hacía la calle principal que es cuesta arriba y he ido paseando por la acera, mientras los tranvías subían y bajaban la calle entre los transeuntes.
Me he detenido unos segundos en un escaparáte de ropa y cuando he reanudado la marcha el cielo encapotado estaba dejando escapar una leve llovizna, muy fina pero insistente. Poco a poco veía como la tarde se iba tornando de un gris cada vez más oscuro y la lluvia sin aumentar su intensidad iba mojando Freedom Square donde en ese momento me encontraba. Cada vez había más gente por las calles entrando y saliendo de las tiendas y oficinas y de vez en cuando el tranvía vomitaba a cantidad de pasajeros que llegaban al centro y recogía a otros tantos que se agolpaban en las puertas abiertas esperando educadamente a que bajase hasta el último viajero.

He seguido caminando y he llegado hasta la iglesia, de la cual salía una "hermana" con su hábito negro justo cuando yo entraba. Estaba prácticamente vacía, he observado un rato desde la puerta y a penas cuatro o cinco personas estaban sentadas en los bancos de madera de la basílica, rezando, pensando o reflexionando.
Después he salido y he empezado a bajar por la calle de detrás hacia el centro comercial al que quería ir a comprarme unas zapatillas que está justo detrás de la estación de trenes. Asique he entrado y me he tenido que despojar de toda mi vestimenta de abrigo, cazadora, bufanda y gorro, aún así allí dentro hacía demasiada calor, un refugio cálido dentro de una gélida ciudad. He comprado las zapatillas y al salir el cielo se había teñido prácticamente de negro, no eran más de las seis y media y la noche acechaba Brno.
La lluvia empezaba a caer con más fuerza y ya estaba todo mojado, los coches ya con las luces encendidas formaban cola en los pasos de peatones mientras la gente sin pausa los cruzaba galopando y sin cuidado. Yo me he puesto la capucha y me he dirigido a coger de nuevo el tranvía que ha llegado a los pocos minutos. Hemos entrado mucha gente de golpe otra vez, la lluvía había estresado aún más a la multitud que ya de por sí iba acelerada y quería conseguir un asiento en el tranvía, pero esta vez, estaban todos ocupados. He visto como una señora intentando cerrar su paraguas en la puerta del tranvía se le han cerrado las puertas con este medio fuera dejándolo casi con toda seguridad inservible. De pie, sin apenas movilidad y agarrando fuerte la bolsa con mis zapatillas he llegado hasta la parada de mi casa, he subido rápidamente la rampa, a pesar de que casi había dejado de llover. He entrado en mi habitación y me he desvestido, y ahora con el pijama puesto me asomo a mi ventana y observo como el viento mece los castaños de la calle de abajo cubriendo el parque de una melancólica hojarasca.

1 comentario:

  1. Si de una tarde eres capaz de sacar ésto, la Sombra del Viento te va a encantar.

    ResponderEliminar