lunes, 26 de septiembre de 2011

Carretera y manta

Un paseo para recordar. Era muy temprano, tal como lo habíamos planeado días atrás. En ese momento podríamos soñar el mejor de los viajes pero indudablemente fue mejor de lo esperado. Por fin unos días para nosotros, para disfrutarnos.

Qué bonita ciudad, que grande, que cantidad de lugares únicos de admirar, inmortalizarnos en ellos, en sus parques. Toda una tarde paseando de la mano y respirando juntos. Hechizados en el corazón de una colosal ciudad que nos iba enamorando a cada paso que dábamos vagando en sus atractivas ramblas.

Podría describir cada uno de los segundos de esos días cargados de detalles, gestos, miradas y muchos besos. Pero son tan nuestros...tanto que no se pueden plasmar porque nadie los entendería y no se acercaría ni un ápice a nuestra percepción sobre ellos ni representaría la huella que este viaje nos ha dejado.

Y que te voy a contar a ti de 'nuestro' viaje que no sepas. Todo el tiempo juntos.
Recuerdo la parte más triste de nuesta mágica aventura, y no es otro que la vuelta a casa. Fatigados, muy cansados ya, pero sin ganas de que acabase, horas de coche todavía por delante.
El sol asomaba insolente por tu ventana, caía atrevido sobre tus suaves piernas mientras tu domitabas a mi lado, no podía dejar de mirar tu rostro, plácido, tranquilo. Tu fina cara ligeramente ladeada hacia mí pidéndome dormida que te observara, que te cuidara mientras yo suspiraba, mis labios dibujaban una sutil sonrisa y reprimía mis ganas de besarte por no interrumpir tu apacible sueño.

Fin del trayecto, se apaga el motor, descargamos las maletas y con ellas los maravillosos recuerdos que ya pertenecen al pasado. Te dejo en tu casa y ya empiezo a sentirte lejos, una sensación que no me gusta, pero aún así llego a mi casa y me tiro en mi cama con ambas manos en la nuca con la mirada en el techo, perdida y con un aire satisfecho, la melancolía me abandona fugazmente porque en mi mente ya pienso en más carretera y manta, deseo cuanto antes una nueva aventura a tu lado. Contigo, es tan fácil.


lunes, 30 de mayo de 2011

La mejor del MM

Tremendamente mordaz, inteligente, altiva pero accesible si uno sabe seguir las pistas, dulcísima cuando se siente a salvo. Segura de lo que dice, y más de lo que hace. Adereza las situaciones díficiles con coherencia y comprensión. Posee un gran sentido del humor, incansable juguetona. Personalidad y criterio propio, independiente pero le encanta compartir.
Emotiva, tímida y muy observadora. Semblante frívolo, pero es simple apariencia, calla y otorga. Paciente, sabe que cada cosa llega a su debido momento, espera y no desespera. Lucha por lo que merece la pena porque el que la sigue la consigue. Un poco cabezota pero rehuye del conflicto, cede.
Es reservada pero se entrega con sutileza y astucia, sensatez. Le seducen las sorpresas, sus caras de asombro no tienen desperdicio.

Discreta, muy discreta, tanto que es capaz de llamar la atención sin hacer el más mínimo ruido. Ese sigilo misterioso y su mirada audaz despertaron algo en mí. Algo que me hace volar entre sedosas nubes de algodón.


viernes, 11 de marzo de 2011

Noche cualquiera



Una noche cualquiera de invierno, en la inmensidad del mundo, dos jóvenes cualquiera con el único deseo de sentirse, infundidos por el encantamiento y seducidos por la idea de compartir su cariño, se encuentran sentados a altas horas de la noche sobre la húmeda arena que ha dejado la marea y viendo como el silencio de la oscuridad es suspendido de forma intermitente por el acompasado y armonioso sonido del tenue oleaje.
Cercanos charlotean acerca de sus inquietudes mientras no dejan ni un instante de reir alegres bajo la atenta mirada de las estrellas que yacen chispeantes en el firmamento.
Abrazados, arropados con la chaqueta de él, el frío es menos frío y la humedad pasa desapercibida, el aire helado no puede penetrar en su cálida burbuja. Un espacio en el mundo para ellos, para nadie más, inaccesible, suyo solo suyo, fuera de ese pequeño universo creado por esos cuerpos se abre el abismo.

Prendados, observándose, abrazándose, sonriéndose, estudiándose, en un tiempo que parece infinito, las olas y la luz del faro es lo único que a su alrededor se manifiesta mientras concentrados en realizar su simple tarea y constantes en su acompasado y aburrido trabajo, espían a los adolescentes como se besan apasionadamente acariciando sus cuerpos. Son testigo del cariño que comparten y al mismo tiempo hacen percatarse a los jóvenes de que el tiempo pasa, que no es infinito y tienen que salir de su cúpula invisible para volver a la realidad caminando sobre la húmeda arena dejando las huellas de su atracción.



Porque el tiempo no es infinito, el tiempo corre e irremediablemente se acaba.


Es difícil saber hacer de las noches cualquiera, las mejores.

viernes, 21 de enero de 2011

Una tarde de esas

Sí, una de esas tardes sin réloj, sin horas, sin tiempo.
Una de esas tardes mágicas, sentados y riendo hasta no poder más. Pegarnos y abrazarnos casi a la vez sin saber porqué, reirnos del otro y con el otro simultáneamente, acabar agotados de luchar y de hacer el bruto, para después refugiarnos en caricias, ser enemigos y mejores amigos al mismo tiempo.

No poder dejar escapar la risa cuando más serio te quieres poner o simplemente poner caras maléficas realmente sobrecogedoras.

Una tarde de esas de hablar con miradas, de comernos con los ojos, una de esas tardes de susurros al oído, de contar las historias más estúpidas jamás contadas, de pasar el tiempo y de hacerlo nuestro. De no dejar de hablar ni un segundo o de estar en completo silencio durante minutos.

Una tarde de esas de atreverse, de osar o de desafiar. Jugar, apostar, cantar o escribir en los cristales.

Una tarde de esas de hacer algo o de no hacer nada.

Cogernos de la mano, pasear, pensar y soñar. Una tarde a tres centímetros. Una tarde de cosquillas, de competir, de provocar.

Una tarde desvelando secretos y hablando de sueños. Conocernos, odiarnos y apreciarnos.

Deseo una tarde de esas, una tarde de deseos.


—¿Qué pasa si viene un coche?
—Te mueres.
—¿Qué?
—Sólo relájate