martes, 12 de octubre de 2010

Aire fresco

Necesitaba esta parada en la estación de la amistad, no porque no esté a gusto en mi nueva y temporal vida, sino porque ellos me dan en esencia todos los valores que ella engendra y origina. Cuando estoy con ellos me siento feliz y alegre y aunque esté a miles de kilómetros de mi verdadera casa me hallo en ella.

Ansiaba el momento de verlos bajar del bus y verme abrazado a ellos después de un mes en el que he echado en falta en mi vida a estos dos grandullones. Ya los vuelvo a echar de menos y acaban de marchar, pero es normal porque estamos tan unidos que cuando físicamente no es posible me siento incompleto, aún sabiendo con una firme certeza que he estado en su mente durante este tiempo, notaba que había algo de lo que carecía, y era en efecto de ese calor que te pueden prestar los seres queridos.
He estado encantado, embobado y maravillado ofreciéndoles yo también todo lo que tengo, porque cuando estoy con ellos es otro cantar, principalmente porque se te olvidan todos los problemas y miras a través de espejos de colores por medio los cuales todo lo que acontece, bueno o malo, se ve más atractivo. Me dan cariño, fuerza y mucha protección, cuando ellos me rodean soy más yo.

Ahora, a pesar de que materialmente nos hemos vuelto a separar, continúan aquí conmigo y yo me siento mucho mejor, aunque siga mi vida nueva y pasajera y esté deseoso de volver a reecontrarme con mis mejores amigos, me descubro más enérgico y vigoroso para enfrentarme a los quehaceres cotidianos, necesitaba esta bocanada de aire fresco.

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